27 ago 2012 | Por: Nacho

...ni qué niño muerto!

Meses atrás, un amigo se preguntaba por Twitter de dónde procedería la expresión que da nombre a esta entrada e hice una breve investigación que nunca llegué a publicar por pereza. Esta entrada, pues, es el resultado de una nueva indagación en busca de la respuesta:

De hecho, no ha sido hasta que he rebuscado por Internet cuando me he dado cuenta de que en el español poseemos muchas locuciones sinónimas construidas con la estructura "¡Qué _________ ni qué _________!". No son pocas las veces que he oído expresiones como "ni qué hostias" (esa hostia omnipresente en el lexicón castellano de los insultos), "ni qué narices", "ni qué carajo" o simplemente "ni qué nada", pero ¿por qué algo tan macabro como un niño muerto?

Una explicación popular lo atribuye a los convecinos de un madrileño que siempre decía ver en el Palacio de Linares a un niño muerto pidiendo agua, lo que supuestamente les hacía exclamar "¡Qué agua ni qué niño muerto!". Aún más folclórica es la teoría que defiende que cierta actriz famosa se embarulló sobre el escenario en plena improvisación hablando sobre sus amantes y sus hijos nacidos muertos, lo que llevó a su compañero a salvarla de semejante diatriba con un "¡Qué amante ni qué niño muerto! ¡Tu hijo se llama Faustino y aparece en la próxima escena!". Finalmente, una tercera explicación más verosímil y acorde al DRAE que no sólo contempla al niño muerto, sino también al niño envuelto (ya sea por asociación semántica o fonética)– remite a antiguas disputas a propósito de incluir o no en los censos a los niños fallecidos antes de ser bautizados (recordemos que los antecedentes del registro civil español fueron censos de naturaleza religiosa).

Además de las anteriores, en Latinoamérica se usan en el mismo sentido las expresiones "ni qué chingada", "ni qué la mano del muerto", "ni qué las arañas" y otra también conocida por los españoles e incluso, en cierta medida, por los franceses (aunque, al parecer, no por el DRAE): "ni qué ocho cuartos". Como ocurría con el ocho chulesco, una de las explicaciones se fundamenta en la matemática del número: igual que es imposible coger ocho cuartos de un entero, lo que la otra persona dice ha de ser una falacia o una ridiculez; asimismo, ocho cuartos no es más que otra forma de expresar dos enteros, lo cual podría interpretarse, en línea con lo anterior, como una parodia que busca invalidar algo excesivamente complejo o increíble afirmado por otra persona. También se ha especulado que podría provenir de la unidad de medida conocida como cuarto o cuartillo, dado que obtener ocho cuartos a cambio de un entero (ya fuera un real o un celemín) era prácticamente imposible, pues nadie era tan tonto como para que le sacasen los cuartos de semejante modo.


De igual modo, alguien podía tener sólo dos/cuatro cuartos (esto es, poco dinero) o directamente ni un cuarto (ni un duro/chavo, que se dice aún), pero afirmar tener ocho cuartos sólo podía ser signo de estupidez y fanfarronería. Arturo Ortega añade que en España el presuntamente llamado realillo de a ocho cuartos equivalía precisamente a ocho cuartos de peseta (según tengo entendido, al igual que en el caso del tarín, en realidad serían ocho cuartos y medio, pero también he visto escrita la expresión "ni qué ocho cuartos y medio", así que otorgaré el beneficio de la duda) y era el precio de numerosos artículos de primera necesidad, por lo que la subida de éstos pudo ocasionar que cualquiera exclamara indignado "¡Qué pan ni qué ocho cuartos!". Por una mera cuestión temporal, menos probable es, como defiende la escritora chilena Isabel Lipthay, que la expresión date de la dictadura de Augusto Pinochet, quien supuestamente trató de acallar los rumores de torturas mediante el soborno con esposas nobles y lujosas mansiones de ocho habitaciones, a lo que un valiente respondió "¡Qué dama blanca ni qué ocho cuartos!", lo cual plantea la ventaja de encajar con la menos oída pero existente variedad "ni en (qué) ocho cuartos".

Una última expresión que ha llamado mi atención son las famosas pollas en vinagre, que también se escucha habitualmente dentro de la estructura repetida en toda esta entrada. Atendiendo a la connotación sexual de la expresión, según unos podría hacer referencia a una práctica habitual entre los puteros (con perdón) barceloneses ante las exigencias de higiene de las prostitutas; según otros, recordaría a un acto de conservación llevado a cabo por Lorena Bobbitt, conocida por rebanar el pene de su marido maltratador mientras dormía tras cuatro años de matrimonio. Por otro lado, en el mundo gastronómico tal nombre reciben tanto las gallinetas en escabeche como las sardinas con guindilla; además, en la Antigua Roma se llamaba pullas a los brotes frescos (sobre todo, de espárragos), que también se conservaban en vino acre (de aquí la palabra vinagre). Todo ello sin mencionar la delicatessen de la imagen, disfrutable sólo en el bar madrileño La D'Chamberí.


FUENTES: WORDREFERENCE (FORO), LA INFORMACION.COM

FUENTES COMPLEMENTARIAS: CÁPSULAS DE LENGUA, TOMÍSIMO, YAHOO! ANSWERS (MX)
2 ago 2012 | Por: Nacho

Expresiones de engaño

Hace algún tiempo, escribí una entrada sobre expresiones de sospecha y, antes de ésa, otra sobre expresiones para gente molesta. Por tanto, para completar la trilogía, considero necesario hablaros hoy sobre la fase intermedia entre la sospecha y la ira que nos lleva a mandar a alguien a hacer gárgaras: el descubrimiento del engaño.

Dar gato por liebre: Recuerda la mala fama de las antiguas tabernas y hospederías de mala muerte, donde no era poco habitual pagar por un servicio pésimo, hasta el punto de que uno pensaba estar tomando un plato a base de liebre cuando en realidad se estaba comiendo un gato callejero.

Darla con queso: De vuelta a las tabernas manchegas medievales, para dar salida a las partidas de vino picado o de mala calidad, los bodegueros solían aprovechar la costumbre de ofrecer antes de la cata una tapa de queso para obsequiar a los compradores novatos o poco experimentados con algo de queso manchego en aceite, puesto que su fuerte sabor impedía distinguir un buen caldo de uno de baja estofa (lo cual me recuerda a otra costumbre antigua: la de usar cera para arreglar las imperfecciones de las esculturas, de modo que las verdaderamente admirables eran las sinceras).

Dar el pego: Otro truquillo logrado gracias a la magia de la cera era el que realizaban algunos tahúres expertos, quienes introducían pequeños trozos bajo sus uñas que iban soltando habilidosamente a lo largo de la partida, de modo que impregnasen las cartas marcadas y así pudieran arrastrarlas fácilmente.

Pasar por un 4×4: Esta expresión, muy poco habitual en España, se usa sobre todo en Latinoamérica en el mismo sentido que la anterior. Su origen también es de fácil explicación: aunque cualquiera pensaría que un 4×4 siempre tiene capacidades todoterreno, lo cierto es que para ello es necesario pagar un pack adicional de complementos.



FUENTE COMPLEMENTARIA: WORDREFERENCE (FORO)

Brindis

Como todos sabéis, la acción de brindar supone que los participantes de una celebración entrechoquen sus copas y beban de ellas a la salud de alguien o para manifestar buenos deseos en general. El término procede del alemán Bring dir'sYo te lo ofrezco»), frase que pronunciaron los lansquenetes –mercenarios alemanes al servicio de los Austrias– en honor al emperador tras una victoria en Italia. Sin embargo, es probable que la tradición date de mucho antes:

De hecho, en la Antigua Roma se adquirió esta costumbre para garantizar que el anfitrión no envenenara a sus invitados: si las copas se chocaban con suficiente fuerza, el líquido de ambas se derramaba en la otra, asegurando un chinchín más seguro para los comensales. Evidentemente, esta actividad guarda un remanente de las libaciones rituales, en las que se intercambiaba el líquido derramado (ofrecido) por un deseo. También se dice que este hábito suponía la inclusión de todos los sentidos en la libación, puesto que la bebida era vista, olida, degustada y paladeada, pero no oída.

Normalmente, el anfitrión –en su día, el maestro de ceremonias– o alguno de los invitados pronuncian un discurso para a continuación brindar con algún tipo de bebida alcohólica, si bien es cierto que existen ocasiones solemnes en las que este discurso no llega a realizarse (como en el Memory Inmortal, realizado el Día de Trafalgar en la cena de la Marina Real Británica, a bordo del HMS Victory, en memoria del almirante Nelson). En algunos países, como Hungría, está mal visto brindar con cerveza, puesto que eso hicieron los austriacos tras aplastar una revuelta húngara en el siglo XIX (de hecho, esta práctica fue prohibida por Ley durante un siglo y medio, hasta 1998). En otros países, como España, se considera de mal fario brindar con agua. Finalmente, en algunos países anglosajones se brinda introduciendo una tostada en la copa, razón por la cual el brindis es conocido en inglés como toast.


FUENTE: WIKIPEDIA

FUENTE COMPLEMENTARIA: EL SUBMARINO BAJO EL GRIFO