19 feb 2012 | Por: Nacho

Los más caros

Nada mejor en tiempos de crisis que información sobre las cosas más caras del mundo para indignarnos un poquito. La mayor parte de esta entrada ha sido sacada de un e-mail que me envió hace tiempo mi madre (por lo que no sé si esta lista estará actualizada), pero he tratado de ampliarlo lo máximo posible:

Whiskey: The Dalmore 15 Years Old fue elaborado exclusivamente con partidas de The Dalmore de los años 1868, 1878, 1926 y 1939. Freixenet importó y comercializó sólo doce botellas, cada una de las cuales supera en precio los 39 mil euros.

Coñac: La licorera Remy Cointreau comercializa una variedad de coñac a siete mil euros por botella.

Champán: En 2005, Pernod Ricard puso a la venta un blanc de blancs (producido sólo con la uva Chardonnay) para superar a la hegemónica marca Dom Pérignon. La Cuvée Belle Époque de Perrier Jouët puede ser vuestra por mil euritos la botella.

Vino: El vino blanco más longevo es el Chateau d'Yquem de 1787, cuyas uvas se produjeron en un momento histórico especialmente relevante: Washington se convertía en el primer presidente estadounidense, James Watt desarrollaba la máquina de vapor y María Antonieta perdía la cabeza por su pueblo. Fue adquirido por un coleccionista privado por el módico precio de 80 mil dólares. Por cinco mil dólares menos, un restaurante adquirió la que se cree que es la última botella de Romanée-Conti de 1875, convirtiéndose en el vino más caro comprado por un restaurante.

Cerveza: Los arqueólogos de Cambridge recuperaron en el Templo del Sol de Nefertiti una antigua receta para elaborar cerveza que en la actualidad sólo se realiza por encargo. Cada botellín de Tutankhamon vale 52 dólares, si bien la cerveza de edición limitada más valiosa es la Samuel Adams Utopias, de la que tan sólo se elaboraron ocho mil botellas de 147 euros cada una.

Café: El Kopi Luwak o café de civeta se obtiene de los excrementos de la civeta, un felino indonesio que se alimenta de granos de café y los expulsa sin digerir. Cuesta entre 750 y mil euros el kilo y puede disfrutarse en algunas cafeterías neoyorquinas por 40 dólares la taza.

Agua: ¿Quién querría agua del grifo pudiendo gozar del agua potable más pura presentada en una botella de cristal con incrustaciones multicolor de Swarovski? Aparte de los que no puedan pagar los hasta 370 euros que cuesta la botella de Bling H2O, claro está...

Perfume: Por mucho que se hable del Chanel nº. 5, nada como el Nº. 1 Imperial Majesty, creado en 1872 a petición de la reina Victoria de Inglaterra. Este perfume requiere un año para su elaboración y unos 200 ingredientes de todo tipo y de todas partes del mundo. Su envase de cristal de Baccarat de 500 ml, de fabricación limitada, incluye un diamante blanco y su tapón reproduce la corona de la reina. También era el elegido por los pasajeros de primera del Titanic, de forma que las mujeres lo llevaban a modo de colgante, lo cual no es de extrañar si se considera que su precio alcanza los 195 mil euros por frasco.

Comida: El alimento más costoso del mundo es la trufa blanca debido a su rareza, ya que no puede cultivarse, sólo se conserva fresca unos pocos días y crece en muy pocos lugares durante una época determinada del año. Aunque cuesta seis mil euros el kilo, un millonario de Hong Kong pagó 160 mil dólares por un ejemplar muy especial. También merece la pena mencionar el sándwich de 148 dólares McDonald (nada que ver con la cadena de comida rápida) de los almacenes Selfridges de Londres, hecho con pan amargo fermentado 24 horas, carne de ternera wagyu, foie-gras de langosta, mayonesa de trufa negra, queso brie de meaux (el antiguo queso real de Francia), rúcula, pimienta roja, mostaza y tomates pera.

Igualmente remarcable es la mermelada elaborada por Duerr's con motivo de su 125º aniversario, que incluye láminas de 24 quilates de oro comestibles, un champán Pol Roger Cuvée Sir Winston Churchill de 1996 y whiskey Dalmore 62 de Whyte & Mackay de 60 mil dólares la botella. Una tostada untada de esta mermelada cuesta unos 150 dólares, pero el tarro completo llega a los 2100 dólares. También con láminas de oro se sirve en la heladería neoyorquina Serendipity un helado en copa de cristal de Baccarat con cuchara de oro. El helado contiene vainilla de Tahití y Madagascar, chocolate, caramelos recubiertos de oro, trufas y caviar y sólo os costará mil dólares de nada.

En un restaurante, el plato más económicamente doloroso que se puede pedir es la carne de vaca de Kobe con pimienta y mostaza del Aragawa en Tokio, segunda ciudad más cara del mundo tras Zúrich. ¿Su precio? 580 dólares el plato.

Puros: Los habanos espléndidos de la marca Cohiba pertenecen a una edición limitada. Cada caja, cubierta de piel de raya curtida, contiene 25 puros de 20 cm cada uno y cuesta la friolera de 15 mil euros.

Diamante: El Diamante de la Esperanza es una de las gemas más raras y valiosas del mundo a causa de su corte y tono azulado. Pesa 45,52 quilates y ha pertenecido a personalidades como Luis XIV y María Antonieta. Fue subastado por Sotheby's en Hong Kong por 5,68 millones de euros. Un diamante azul similar puede encontrarse en un anillo de Chopard (imagen) con aro de oro blanco de 18 quilates, adquirido en 2007 por entre 16 y 18,5 millones de dólares por un coleccionista de diamantes.

Libro: Los Evangelios del príncipe Enrique, el León, cuya propiedad comparten actualmente los Estados de Alemania, Baja Sajonia y Baviera y la Fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, es un manuscrito de 1188 elaborado por monjes con 226 hojas de pergamino y 50 ilustraciones únicas. Sólo puede verse durante, como máximo, seis semanas al año y fue obtenido en una subasta de Sotheby's en 1983 por 16 millones de euros.

Cuadro: El pintor Gustave Klimt realizó en 1917 un retrato de Adele Bloch-Bauer, posteriormente incautado por los nazis en la II Guerra Mundial. Fue adquirido por el magnate Ronald Lauder por 135 millones de dólares.

Fotografía: La obra 99 Cents II, Diptych (imagen, abajo) del artista alemán Andreas Gursky fue vendida por la casa de subastas londinense Sotheby's por 2,3 millones de euros.

Videojuego: Tras siete años de desarrollo y casi 20 millones de dólares invertidos, el videojuego Shenmue para la Dreamcast de Sega se convirtió en el más caro de la Historia, a pesar de que no impresionó demasiado y tuvo, por tanto, unas ventas más bien mediocres.

Videoclip: Con diferencia, el vídeo musical más costoso de la Historia fue Scream de Michael Jackson: siete millones de dólares. El rodaje duró once días y sólo el maquillaje de Jacko supuso tres mil dólares.


Película: A día de hoy, la película más cara de la Historia moderna es Piratas del Caribe 3: En el fin del mundo con 300 millones de dólares de presupuesto y más del triple recaudado, aunque se prevé que la producción de El hobbit costará 80 millones más. Sin embargo, considerando que el valor del dinero varía con el paso del tiempo, en realidad se considera que la película más costosa de la Historia fue la versión de Guerra y paz de León Tolstói dirigida en 1968 por Sergéi Bondarchuk, en la que se emplearon 100 millones de dólares de entonces, equivalentes a entre 600 y 700 millones de los de ahora.

Serie: Con 20 millones de dólares sólo el episodio piloto y cuatro millones por capítulo, Terra Nova de Steven Spielberg se ha convertido en la serie más cara de la Historia, si bien sus nueve millones de espectadores no han bastado para amortizar la inversión.

Actor: En la actualidad, la revista Forbes sitúa a Leonardo DiCaprio en la cumbre del top 15 de los mejor pagados de Hollywood con unas ganancias de 54 millones de euros gracias a sus recientes éxitos Origen y Shutter Island, que recaudaron juntas 840 millones de euros. Le siguen en el ránking Johnny Depp (35 m.€), Adam Sandler (28 m.€), Will Smith (25 m.€), Tom Hanks (24,5 m.€), Ben Stiller (34 m.$), Robert Downey Jr. (31 m.$), Mark Wahlberg (28 m.$), Tim Allen (22 m.$), Tom Cruise (22 m.$), Jim Carrey (20 m.$), Daniel Craig (20 m.$), Robert Pattinson (20 m.$), Brad Pitt (20 m.$) y Matt Damon (18 m.$). Estas cifras, eso sí, resultan ridículas si las comparamos con los 185 millones de euros que logró recaudar Mel Gibson en un solo año.

Coche: El automóvil antiguo de mayor valor es el Auto Unión de Audi (imagen, arriba), construido por encargo del mismísimo Adolf Hitler en torno a 1935. Actualmente quedan sólo cinco unidades, una de las cuales fue subastada por 15 millones de euros. En cuanto al coche moderno más caro, se trata del Bugatti Veyron (imagen, abajo), del cual se produjeron 300 unidades. Alcanza los 400 km/h, tiene una carrocería de fibra de carbono que pesa sólo 80 kilos y con ahorrar 1,4 millones de dólares podréis haceros con él.

Móvil: Hace pocos años, la empresa GoldVish ingresó en el Libro Guinness por un teléfono móvil de oro, diamantes y piel de cocodrilo que costaba un millón de euros. De igual forma, Apple entregó al futbolista David Beckham un iPod bañado en oro de 18 quilates con 430 diamantes de 4,30 quilates y valorado en 41 mil dólares.

Televisión: Con 28 kilos de oro rosado de 18 quilates, 72 diamantes y piel de cocodrilo cosida a mano, la PrestigeHD Supreme Rose Edition de Stuart Hughes es la televisión más valorada por su coste de 2,3 millones de dólares. Del mismo artista es el iPhone 3GS Supreme Rose de 2009 (3,1 millones de dólares), recubierto de oro de 22 quilates y adornado con 53 diamantes, aunque más tarde sacaría una segunda edición con oro rosado de 18 quilates, cientos de diamantes y una esmeralda de 7,1 quilates en el botón de navegación. 

Ordenador: Chapado en oro y con unas características técnicas insuperables, el ordenador de más precio está valorado en 24 mil dólares.

Reloj: Actualmente, el reloj más caro a la venta es el Sky Moon Tourbillon de Patek Philippe, a 800 mil dólares la unidad. De edición limitada, la firma Vaucheron Constantin comercializó por su vigésimo aniversario siete ejemplares de su Tour d'Ille, que estáis a tiempo de adquirir por apenas 1,5 millones de dólares.

Consolador: Aunque no lo creáis, hasta en el onanismo cabe el lujo. El joyero francés Jean-François Tokars, especializado en lo que llama joyas íntimas, vende a 54 mil dólares la unidad un juguete sexual de oro macizo de 18 quilates engastado con 117 diamantes.


Muñeca: La Barbie más valiosa incluye en su diseño 318 diamantes reales, lo que alza su precio hasta los 98,8 mil dólares, aunque fue realizada con fines publicitarios y no está, por tanto, a la venta.

Cama: Diseñada por el arquitecto holandés Janjaap Ruijssenaars, utiliza imanes para mantenerse flotando en el aire. Podéis haceros con esta ganga por aproximadamente 1,5 millones de dólares, instalación y señorita incluidas.


Hotel: El conocido Burj Al-Arab de Dubai, situado sobre una isla artificial a 280 metros de la playa, posee 202 suites dobles cuyos precios oscilan entre los 1500 y 30 mil dólares la noche. Está diseñado de modo que nunca dé sombra a la playa e incluye un helipuerto en su punto más alto. Aún más caro es el hotel La Mansión de Las Vegas, que pone a disposición de cada uno de sus 29 hospedados un mayordomo propio e incluye piscina privada, balneario, dos chefs (uno especializado en comida asiática y otro en continental) y traslado desde el aeropuerto en un Rolls-Royce, si bien los cinco mil dólares que cuesta cada habitación no incluye las comidas. No obstante, la habitación de hotel más susceptible de provocarnos la ruina es la Royal Penthouse Suite del hotel President Wilson (Ginebra, tercera ciudad más cara del mundo), que ocupa los 1680 m2 de toda una planta y cuenta con diez habitaciones, siete baños y un área privada para hacer ejercicio. Sólo 65 mil dólares por noche.

Casa: Con nombre propio y situada en Surrey (Inglaterra), Updown Court consta de 103 habitaciones, 23 hectáreas de jardines, helipuerto, cinco piscinas, cinco establos, 22 baños de mármol y unos 4600 m2 cubiertos, amén de diversas obras de arte, como sus mosaicos de oro de 24 quilates. Para los interesados, podéis ir sacando 105 millones de euros de vuestra cuenta bancario en las islas Caimán. Y si preferís un modesto pisito en Nueva York por 72 millones de dólares, informaos sobre el apartamento The Pierre, el cual posee unas magníficas vistas del Central Park desde sus varias terrazas, así como escaleras de mármol negro, paredes revestidas con madera inglesa antigua, veinte ventanas de estilo afrancesado y una original sala de bailes que en la actualidad se usa como salón.

Trajes: La firma Brioni diseña maravillas cuyo precio varía entre los 4200 y los 7500 dólares.

Bikini: Susan Rosen diseñó para Victoria's Secret un bikini de 150 diamantes Steinmetz D libres de marcas (y, por tanto, con un brillo inigualable) puestos sobre platino. También incluye un diamante de 51 quilates y otro de corte esmeralda, ascendiendo su precio hasta los 30 millones de dólares.

Zapatos: Aunque los zapatos más caros en la actualidad es un conjunto de tres piezas de 1830 dólares de la casa Berluti, los prestigiosos zapatos Lobb, que suelen valer entre 700 y mil euros, pueden alcanzar los 3500 euros si están hechos a medida.

Objeto: Estas cifras generan escalofríos, pero se quedan en nada frente a los costes de grandes infraestructuras de todo el mundo. Y, curiosamente, el objeto de mayor valor en la faz de la Tierra... no está en ella. De hecho, está orbitando a 360 km de la atmósfera, y es que la Estación Espacial Internacional ha llegado a costar más de cien mil millones de dólares.



Gilipollas

Éste es un chascarrillo habitual que, sin embargo, no demasiada gente conoce, razón por la cual hoy lo publico aquí. ¿Qué diablos significa el insulto gilipollas y por qué habría de resultarnos ofensivo? Os propongo descubrirlo ahora mismo:

Para variar, la chulesca palabra nos remonta al Madrid del siglo XVII, cuando el duque de Osuna celebraba sus famosos bailes de alta sociedad para ofertar a las jovencitas de buena cuna. Aunque no lo creáis, estas señoritas eran conocidas como pollas –al igual que un inglés habla de chicks (polluelas) o un francés llama cariñosamente a su amada cocotte (gallina)–, acepción todavía encontrable en el DRAE para los más escépticos. Se dice que el por aquel entonces alcalde madrileño, D. Gil Imón (que tiene su calle propia en Madrid, ojo), era un personaje bastante conocido, entre otras cosas, por presentarse siempre en las citadas fiestas con sus hijas, que al parecer eran más bien feas, desaboridas y poco inteligentes. Un par de joyitas, vaya.

Mientras el señor alcalde se encargaba de atender a los compromisos derivados de su cargo, sus pollitas se sentaban en cualquier rincón a la espera de algún pollo que se interesase por ellas, lo cual nunca sucedía. Tantas veces se repitió esta escena que al final los madrileños acabarían asociándola a la tontería y la mentecatez y, de ese modo, todos los estúpidos, ingenuos y cortos de miras empezaron a ser denominados Gil-y-pollas, lo cual daría el insulto que conocemos hoy en día.

No obstante, el DRAE nos advierte de que gilí proviene del caló para inocente, y de ahí gilipollas, gilipuertas, gilimemo y demás, por lo que no sé yo si dar mucho crédito a la historia de D. Gil y sus pollas.
14 feb 2012 | Por: Nacho

Enseñanza

A falta de otros asuntos que capten mi interés, nuevamente me toca hablar de etimologías, mi gran pasión. Y hoy voy a investigar muy exhaustivamente otro ámbito que a todos atañe en mayor o menor medida: la enseñanza.

La propia palabra enseñar proviene del latín signum (signo, seña), que remite a una serie de términos significativamente interrelacionados semánticamente (como no podía ser de otro modo): asignar, asignatura, consignar, contraseña, designar, designio, diseñar, enseña, entreseñar, insigne, insignia, (per)signar, reseñar, resignar, señal, signatario, signatura, significar, sino... Sin ir más lejos, enseñar significa señalar, hacer señas, mostrar, pues precisamente en eso consiste tan loable vocación: en ir indicando el camino que debe seguirse para culminar con el aprendizaje (del latín prenhendere = prender, atrapar, raíz también localizable en palabras como aprehender, comprender, emprender, empresa, preso, prisión...).

Otro sinónimo de enseñar es aleccionar o enseñar la lección, palabra derivada de legere (en latín, leer), del indoeuropeo leg– (escoger), raíz formativa de palabras como logos (en griego, palabra: catálogo, diálogo, filólogo, prólogo, antología, etimología...), lectós (en griego, escogido: dialecto, dislexia, lexema...), lex (en latín, ley) y todas las derivadas de legere: coger, colegio (colligere = reunir), colega, diligente, elegante, elegir, inteligencia, privilegio, sacrilegio, leyenda, colección, cosecha, predilecto, religión, selección...

También puede hacerse referencia a la palabra instruir, que no es sino construir (struere) dentro (in), es decir, elaborar las estructuras mentales necesarias para aprender. De hecho, de la misma voz struere (amontonar) provienen palabras como construir, destruir, estructura, industria, instrumento y obstruir, por citar algunas. También es curioso cómo la palabra catequizar tiene precisamente el significado original de instruir, aunque en la actualidad posea un tinte ideológico similar al de la palabra adoctrinar.

Pero sin duda el sinónimo por excelencia de enseñar es educar (del latín educere = extraer, a su vez de ducere = conducir). Efectivamente, el docente o doctor (del latín docere desde el griego didactiké, ambos con el significado de enseñar) tiene encomendada la misión de extraer las cualidades de su pupilo (diminutivo de pupus, esto es, niño) y guiarle hacia el conocimiento; de ahí que el educador sea un pedagogo, es decir, el que conduce al niño (antiguamente, de forma literal, ya que el pedagogo era también ayo y acompañaba al niño a todas partes a pie, lo que le sobrevalió el nombre de pedante = el que anda. No cuesta imaginar cómo cambió de significado el término). Otras palabras relacionadas con la raíz indoeuropea deuk– serían doctrina, ducha/o, ducto, deducir, inducir, reducir, seducir y abducir (atención a los prefijos señalados, muy reveladores).

Ya en el ámbito subjetivo, el encargado de adiestrar (hacer diestro o hábil) o alfabetizar (de alfa y beta) en las escuelas (del griego scholé = ocio, entendido como cultivo del espíritu) es el profesor (del latín profiteri = declarar públicamente, como hacían los profetas, aunque ambas palabras no tengan relación), quien siempre debe confesar profesar amor por su profesión (la cacofonía es intencionada). Antiguamente, los maestros (del latín magister) eran los máximos dirigentes de cualquier actividad, los que más (magis) alto estaban (stare) en el escalafón, en contraposición a los ministros (minus + stare), sus servidores y criados (crueles ironías de la Historia...). Tuvo que pasar mucho tiempo para que el término maestro se convirtiera en sinónimo de profesor (la palabra usada en la Antigüedad para el maestro de escuela era litterator). También cabe recordar que los profesores universitarios solían llamarse (y aún es así en algunos casos) catedráticos, ya que en la Antigua Roma se sentaban en cátedras (imagen) en lugar de los incómodos subsellii (bancos) de los alumnos. De la misma kathedra (en griego, asiento hacia abajo) derivan, por poner un par de ejemplos, la catedral y la cadera (resulta evidente la relación entre la cadera y la cátedra, donde se solía apoyar aquélla), así como la expresión sentar cátedra, específicamente referida al diácono bizantino Maximiano, quien tenía la costumbre de trasladar su cátedra cada vez que era llamado para dar consejo.

¿Y quién es el sujeto pasivo de todo lo anterior? Evidentemente, el alumno (del latín alere = alimentar, palabra de la que también proviene alto, que es el resultado natural de una buena alimentación), a quien de hecho el profesor alimenta intelectualmente con sus conocimientos. Una teoría alternativa, probablemente falsa por sus numerosos defectos pero no por ello menos interesante, deriva alumno de a lumino (sin luz), lo cual encajaría perfectamente con el término ilustrar (en latín, alumbrar; de ahí el nombre de la Ilustración y del Siglo de las Luces); la misma raíz indoeuropea leuk– (luz) puede encontrarse en las palabras deslumbrar, elucubrar, ilustre (volvemos al insigne del principio), lucir (y el nombre Lucía), lumbre, luna (y, por tanto, lunes), lustre...

En definitiva, los profesores iluminan al alumno errante con sus explicaciones y le preparan para el futuro, si bien esta tarea requiere cierta reciprocidad, ya que el estudiante (como algunos dicen, el que estudia el día de antes) también debe esforzarse (en latín, studere). Sólo de ese modo podrá convertirse en un verdadero discípulo (del latín discere = aprender, en relación con el verbo ya mencionado anteriormente docere), término que, según unos, presenta en su etimología las palabras scio y puellus (saber y niño, respectivamente, en latín); según otros, ese –pulo podría encontrar su origen en el verbo latino pellere (empujar), de forma que el discípulo sería el impulsado a aprender. Tampoco faltan quienes buscan la relación con el lexema pu–, apreciable en palabras con la raíz puer– (niño) y en la propia palabra puta, e incluso quienes afirman que se trata de un diminutivo, como ocurre con cálculo (piedrecilla), célula (celdilla), óvulo (huevecillo), párvulo (pequeñito)... ¿Habéis aprendido la lección?

¡Gracias, mamá y Mariano!


FUENTES COMPLEMENTARIAS: COROMINAS, J. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Ed. Gredos. Madrid, 1998;
BERNHARD, T. El comebarato, Ed. Cátedra. Alemania, 1989;