7 oct 2011 | Por: Nacho

Abogado del diablo

Existe una conocida expresión, ser el abogado del diablo, referida a aquellas situaciones en que alguien trata de defender a otro cuando no cabe defensa posible. Sin embargo, el oficio de abogado del diablo existe como tal, y encima en el seno de la Iglesia Católica. ¿Que no sabéis en qué consiste? Para eso estoy yo:

Como todos sabéis, el catolicismo no sólo venera a Dios, Jesucristo y las Vírgenes, sino también a los santos. No obstante, el proceso de canonización no es nada simple, pues se compone de cuatro etapas bien diferenciadas: siervo de Dios, venerable, beato y santo. Así, el proceso comienza cuando se presenta  el caso a la Santa Sede junto con un informe sobre la vida y virtudes del católico fallecido (esto es importante, pues la canonización sólo es posible una vez muerto el candidato). Una vez dada su aprobación mediante un decreto nihil obstat (abreviación de nihil obstat quominus imprimatur, es decir, no existe impedimento para que sea impreso), el candidato se convierte en siervo de Dios. Si además se comprobara que el susodicho vivió ejemplarmente conforme al Evangelio y que poseía virtudes heroicas, podría ser declarado venerable.

Para alcanzar la beatificación, aparte de todo lo anterior, resulta necesario haber sido mártir, en cuyo caso se proclama al candidato beato automáticamente, o que haya ocurrido al menos un milagro relacionado con él tras su muerte. Finalmente, la santidad llegaría si, una vez beatificado el candidato, sucediera un segundo milagro, si bien es cierto que muchos mártires han llegado a santos sin cumplir este requisito. Estos milagros deben ser evaluados y verificados por un grupo de teólogos y expertos en ciencias (creyentes y no creyentes), comúnmente conocidos como abogados del diablo o promotores de la fe (actualmente, promotores de la justicia), que, a pesar de lo que pudiera parecer, se encargan de defender la autenticidad de las virtudes del candidato más que objetar en contra o señalar errores en la documentación. Por ese motivo, hoy en día se llama abogado del diablo a todo aquél que sale a defender una causa en la que no cree realmente.

¡Gracias, María!

FUENTE COMPLEMENTARIA: WIKIPEDIA

2 opiniones:

Miguel Angel Hernandez dijo...

Muy interesante, aunque yo siempre he creído que el abogado del diablo era un sacerdote que defendía la no santidad del sujeto frente a otro que si la defendía. No se , creía que era hasta un nombre formal y todo.
Gracias por la entrada.

Saludos.

Miguel Angel Hernandez dijo...

Y por cierto, no dejes de leer mi última entrada, la de los premios que tengo algo para ti.

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